*Cada día es más difícil de encontrar, pero el platillo compuesto por pan en forma de calzado y bañado en adobo, sigue siendo uno de los más recordados de la gastronomía local
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- El sabor es inigualable: el pan suave, todavía con el adobo que lo cubre caliente, deja en la boca una sensación de picazón soportable que te permite saborear la combinación de ingredientes en el platillo.
Si los platillos más reconocidos de Puebla son las chalupas, cemitas, molotes y pelonas, hay otro manjar igual de codiciado y, ahora, difícil de encontrar en las principales calles de la ciudad: las chanclas poblanas.
Parecidas a las tortas ahogadas de Jalisco, pero con su propia identidad. Un antojito tradicional que antaño era común verlo en puestos de platillos típicos afuera de las iglesias y en las ferias.
Un pan con forma de calzado, compuesta de harina de trigo, agua y levadura, con consistencia no muy suave, sin migajón, blanca y espolvoreada de harina después de ser horneada que le da un aspecto pálido.
Lo que hace excepcional a las chanclas es el adobo en el que son sumergidas en una cazuela honda y luego bañadas de nuevo. El guisado es una combinación de chiles guajillo y ancho, cebolla, jitomate picado, chipotle, cebolla, ajo, longaniza y comino.
El relleno tradicional es con carne molida o de res, receta que va variando de puesto en puesto, restaurante o familias, pero en algunos sitios que todavía lo venden, es de pollo.
Hay diferentes formas de preparar el guiso que las caracteriza, pero una de las recetas más reconocidas es el hervir los chiles, una cebolla, el jitomate y cominos.
La mezcla se deja enfriar y luego se licua, mientras la carne molida y el chorizo se ponen en una cacerola para ser cocidos, posteriormente se le vierte lo que está en la licuadora hasta sazonar.
El pan se corta por la mitad, se rellena de pollo o carne de res, se agrega el aguacate, lechuga picada y la tapa se sumerge en el guiso, el cual vuelve a ser vertido una vez que está completo el pan relleno con los ingredientes.
Una chancla de fácil acceso se oferta en el Parque del Carmen, a seis cuadras del zócalo poblano, donde por las noches, junto a otros antojitos como las chalupas y enmoladas, el platillo poco sobrevive con bastante aguacate, cebolla y un poco de lechuga en su interior que le da el toque irresistible.
En una charola con un par de piezas escurriendo de adobo, el comerla se hace fácil, cuando tomas una cuchara, partes el pan y te lo llevas a la boca.
Es común que las familias que pasean por la zona lleven su orden de chanclas por no más de 50 pesos, fácil para degustar.